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martes, 23 de septiembre de 2008

La Vie

  Das Leben
   

  Está esa vida de todos los días, la que te interroga cada segundo
  Está esa vida llena de instantes, que cuando viejo se ve como un todo
  Está esa vida llena de afectos que terminan por derrumbar la razón
  Está el día y la noche, ciclos inevitables del paso del tiempo
  Está el amor y está el odio, signos concretos de la historia del hombre



  La vida es sublime en cada respiro, incomparable en cada mirada
  La vida te pide a gritos ser llenada, no sólo con risas, también con lágrimas
  La vida es eso que bien sabes que acaba, no sabes cuando, sólo la llegada
  Ves que otros van cerrando los ojos, otros notarán tu última mirada
  Y mientras vas condenando al tiempo, éste te pide que lo abraces  
  Como si no importara más nada.


  Versos y versos que al final no definen nada
  La vida es indefinible por definición
  A menos que quieras una vida plana
  Cada célula, cada pájaro, cada brisa inmaculada
  Cada Dios, cada religión, cada ideología por la que se mata
  Hay hambre, hay odio, hay lujuria, hay insulto
  El sentido me llega en cada mirada sabia de un viejo
  Al que la vida le grita que, lamentablemente, está agotada


  Tanta ciencia y tan fe, pero de lo importante sabemos casi nada
  Al final lo claro es el amor, las tertulias, la música, la poesía…..las amadas

jueves, 4 de septiembre de 2008

Palabras que matan

  Eran ya las8:30 pm de un jueves normal en la gran ciudad, sin nada que sobresaliera o asombrara demasiado, como suele ocurrir en estos días; nada provoca espanto, las muertes en la tv son como la píldora diaria que debe tomar el enfermo, el amor se esconde en los recintos privados, la expresión energética se ha convertido en un sinónimo de locura pues, hay que conservar la seriedad para no pasar por inmaduro.
  Para ser más descriptivo y no dejar tan en el aire al lector, podemos agregar que nuestra historia comienza en un club social de gran prestigio, esos a los que la gente que puede suele ir, al menos por un rato, para sentirse importante: son la sede de "las horas felices" de aquellos. A veces discuten de política, de arte, de negocios, más que nada para demostrar que saben, que han estudiado en prestigiosas universidades, que son gente de bien, que tienen "clase".
  Aclarado esto, podemos proseguir con nuestra pequeña y simpática historia. Como ya hemos dicho, todo inicia en este "high society club".
  Dos empresarios importantes beben un whiskey mientras hablan de lo buena que está la chica que sirve los tragos. Bromean diciendo que por lo menos sus esposas, si bien no tienen buen cuerpo, al menos cocinan muy bien. Al cabo de un rato de amena y "elevadísima charla", los hombres se aburren, como suele suceder en esta clase de hombres de satisfacciones fugaces, por lo que deciden cambiar de distracción y encender la televisión...si es que a una pantalla como la del club se le puede llamar así y no, derechamente, cine. La luz llega a la pantalla y lo primero que aparece es el rostro del presentador del noticiario de una de las cadenas televisivas nacionales. Inmediatamente después aparecen las imágenes desde el lugar de los acontecimientos: el reportero con su micrófono y, como telón de fondo, un grupo de personas, gente muy pobre, a juzgar por sus harapos, lanzando piedras y otro tipo de proyectiles contra la empresa que tenía el monopolio del agua de la ciudad. No peleaban por el agua, sino que por su trabajo; se trataba, de hecho, de un grupo de cesantes a los que la empresa había despedido por "reducción de personal por causas de fuerza mayor", como les habían explicado.
  Se trataba de imágenes nada atípicas, totalmente cotidianas en días como los que corren, por lo que la noticia no parecía de mayor relevancia. Huelgas, conflictos, enfrentamientos transitorios con las fuerzas de orden…… y ya. 
  Los dos hombres de negocio reían al ver la efervescencia con que los cesantes arremetían contra las instalaciones, la vehemencia expresada en sus caras:

   
  -Pobres muertos de hambre-decía uno riendo-¿Por qué existirá gente como ellos?
  - Para que veas que Dios tiene sentido del humor-le respondió su amigo de inmediato-(risas)
   
  -(el primero prosiguió)-Si yo fuera el que gobierna esta mierda de país(cosa que, en cierto sentido, no era tan falsa considerando su poder económico)lo primero que haría sería formar una policía con cojones y matar a toda esta lacra.

  - jaja, tu siempre tan extremista amigo mío, y poco inteligente, sobre todo. Sería mucho más astuto usarlos un tiempo hasta que tengan hijos de la edad necesaria para poder ser utilizados de la misma forma y entonces, sólo entonces, podríamos quemar a estos hombres, para más tarde hacer lo mismo con la lacra de sus hijos, sus nietos y toda esa gentuza amante de las protestas.
  Aunque claro, por eso me considero " reformista" y no un "revolucionario" como tú. Pero sí, la cosa es que todos estos hombres deberían ¡ARDER, ARDER!


  jajaja, ambos rieron un buen rato. Es necesario acotar que ambos hombres, además de amigo, trabajaban juntos en altos puestos de esta empresa que monopolizaba el agua, por lo que sentían un repudio especial por toda esta clase de revueltas.

  Al finalizar la noticia, los amigos apagaron la tv, pagaron unos cuantos billetes a la mujer que servía los tragos y se la llevaron a un motel, cosa bastante usual que hacían para romper la monotonía. 
  La resaca del próximo día dejó tendidos a ambos hombres en la cama de este motel en el que habían sido consumidos por la lujuria. Despertaron como por acuerdo a las 11 a.m.
  ¿¡Qué!? Deberían de estar en la oficina hace 3 horas. Era sólo el comienzo de un mal día, su último día. Se vistieron y tomaron un autobús al trabajo ya que el dolor de cabeza no les permitía conducir. Al llegar a las instalaciones en donde trabajaban, bajaron rápidamente del autobús y del mismo modo se dirigieron cada uno a su respectiva oficina. Sin embargo, la sorpresa fue la misma: un sobre rojo encima de sus escritorios. Sus caras de transformaron, como por acuerdo, en el mismo fragmento de segundo. Ellos sabían lo que un sobre rojo significaba...estaban despedidos por su atraso.

 No era la primera vez que llegaban a esas horas y, por lo mismo, sería la última.





  Desolados y cada uno por su parte se marcharon a sus casas. Debían decirle la mala noticia a la familia.
  Ambos llegaron, como por acuerdo, en el mismo segundo a su casa, fueron recibidos por sus respectivas esposas quienes les abrieron la puerta y fueron echados de su hogar a la misma hora por la noche:
  El atraso en la mañana les había hecho olvidar ducharse y limpiarse el lapiz labial que la mujer que servía los tragos había dejado en sus cuerpos.
  No podía ser peor.
  Enfadados y con el mundo sobre sus hombros, desesperanzados y arremetidos por la incontrolabilidad de la vida, decidieron protestar.
  Fue a las 12:00 a.m. de aquel día que, furiosamente, se pararon frente a las instalaciones de su ex-empresa, y con vehemencia, con efervescencia, comenzaron a arrojar todo lo que encontraban contra las instalaciones.
  Los trabajadores que habían formado parte de la revuelta del día anterior dormían en las cercanías, bajo cartones, pero despertaron con el ruido. Poco tardaron en unírseles. A la hora de protesta ya habían destruido la mitad de los ventanales del edificio. Pero, entonces, llegó la policía. Asumieron que, como de costumbre, les hablarían un rato aconsejándoles que se detuvieran, luego les tirarían agua, correrían un rato…..y ya.
  Pero esta vez la historia no se desarrollaría de tal forma. Los "hombres de orden" se apresuraron en bajar de sus vehículos, capturaron y esposaron a casi todos los hombres, incluidos nuestros amigables hombres de negocio(o ex-hombres de negocio) y los encerraron en una dependencia en las afueras de la ciudad: El gerente de la empresa que monopolizaba el agua de la ciudad estaba harto de las protestas y decidió tomar medidas radicales, motivo por el cual se molesto en pagarle un poco más de lo habitual a la policía para que ésta le cumpliera unos favores y eliminara el problema de los huelguistas.
  Es por esto que el oficial de policía roció la dependencia donde se encontraban los detenidos de gasolina y luego le arrojó un fósforo: cuando él le había preguntado al gerente de la empresa que qué quería que hiciera con los revoltosos la respuesta había sido clara y no dejaba lugar para ambigüedades: ARDER, ARDER, ¡yo los quiero ver arder! Nuestros hombre de negocio, como lo habían acordado la noche anterior, ardieron.