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jueves, 23 de octubre de 2008

60 segundos de fuga mental

 Un hombre detenido en el desierto, la arena que se funde en el viento, un rostro que lo mira desde lo alto, una pierna que se abraza a un árbol...uff parece que el surrealismo se puso de moda, se trastocó la realidad. Pasa volando un gato que me grita que no me mueva. Paf! me cae pintura en la cara de no sé donde, el cielo se ríe a carcajadas, se descomponen los colores y se funden en medio de una sinfonía medio loca-medio cuerda. Se escapa una nota de la partitura, arranca y arranca, se para frente a mí y alega: ¿por qué salí?¿por qué salí? Ahh debe ser que la realidad se escapó de lugar un rato y se fugaron las llaves de la cordura. (¡Jaja!) Los gemidos se escaparon de las bocas y ahora están invadiendo los oídos de los apartados.  Ja! es divertido esto de ir corriendo sin piernas, es divertido esto de estar corriendo sin rumbo, es divertido esto de los continuos besos en mis muslos!. Ah no! Aún quedan estos tontillos con sus discursos molestos en las calles de lo irreal, puaj, que fastidio. No importa, puedo seguir aleteando con las uñas, así me alejo un poquito hacia el tintero y me hundo en la poesía. Debe ser esa evasión que les falta a todos. Pero ya no, jui, como se puso el mundo ahora; si ya puedo ver a las palomas kamikazes estrellándose contra el cemento. Ya no hay guerras, ya no hay hambre, ya no hay casas....mmm pero todavía siguen buscando que atacar....ufff ahora dicen que la realidad se puso muy utópica....

miércoles, 22 de octubre de 2008

El turno de la muerte

  Muerte


¿Qué es la muerte? Pregunta que resulta más o menos familiar al curioso hombrecillo
Hay voces que responden sin ánimo de ser escuchadas, quizás porque de eso se trata su grito. Gritan que la muerte no es solamente eso que ocurre cuando se apaga la vida, sino que se trata de un llamado de atención constante, de una exclamación eterna, de un rugir sin fin que te salpica la cabeza y te impulso a través del miedo. La muerte es esa certeza que te empuja por la vida, es el sentido mismo de toda existencia, pues la vida es vida, tan completa, sublime y milagrosa, sólo porque nos hacemos la idea de que podríamos no tenerla. Cuando esta idea incurre y carcome nuestras fibras más íntimas, todo parece perfecto, lo sea o no. Todo parece un camino abierto a la posibilidad, un grito al vacío que puede colmar hasta el espacio más íntimo de silencio, una tragedia que podría hacer llorar al universo entero. Pero claro, lo que es la muerte para nosotros, es precisamente lo que no será cuando se presente por completo. Ese aviso de vida que nos significa la parca se disuelve en el vacío una vez que nos llega con su mensaje culminado, hasta que se vuelva a encarnar en un letrero de advertencia para cada nuevo viajero que se atreve a llegar sin previo aviso al mundo. Y no hay duda: para él también llegara el momento en que el camino no tenga más sendero que recorrer, el grito se extinga y se pierda con la memoria de los que lo escucharon, y la tragedia se cancele como por una burla del silencio, que ya tenía decidido dejarla correr por un rato.